domingo, 4 de mayo de 2008

Y la revolución finalmente llegó a Cuba...

Hace ya un mes, Raul Castro levantó las restricciones que impedían a los cubanos adquirir unidades de DVD, comprar legalmente teléfonos celulares, alquilar automóviles, quedarse en hoteles reservados para turistas, iniciar pequeñas empresas, plantar en suelos improductivos pertenecientes al gobierno y hasta comprar computadoras.

Incluso parece que se van a empezar conversaciones con U.S.A. para que finalmente se levante el bloqueo económico y político. Quien sabe... ¿Se imaginan Guantánamo convertida en la nueva Embajada Estadounidense en Cuba?...

Las restricciones tenían como objetivo evitar la aparición de "nuevas desigualdades", algo que en un sistema totalitario e igualitario es malo, sobre todo por lo dificil de controlar que se vuelven los que empiezan a prosperar y darse cuenta de que el mundo es diferente a lo que están acostumbrados a ver en su idílica y utópica isla natal.

Los problemas actuales no van a ser no poder comprar cosas porque es ilegal, sino no poder comprarlas porque es caro. En un país donde el sueldo promedio no supera los U$S 20 mensuales, adquirir por ejemplo computadoras nuevas a U$S 800 es un verdadero desafío. Esperemos que con la nueva libertad de iniciar pequeñas empresas, este problema se resuelva solo.

El acceso a Internet también es un problema, dado que aún sigue restringido. La excusa que dá el gobierno sobre tal restricción es que no hay suficiente ancho de banda como para permitir a toda la población acceder. Ya Chavez está trabajando para tirar un cable hasta la isla para darles el preciado ancho de banda que hoy los cubanos no tienen, aunque no está claro si esa mejora va a realmente resultar en un levantamiento de las restricciones de acceso.

Parece que el igualitarismo por el que tanto se luchó en los sesentas (el cual se logró en base al "redondeo para abajo") y del que tanto se jactan los que siguen viendo a Cuba como el "modelo de país socialista y un ejemplo a seguir" va a desaparecer finalmente, junto con todos los sueños de libertad, independencia, dignidad e igualdad social que hasta hace poco "disfrutaban" los cubanos.

Parece entonces que ahora la paradisíaca isla caribeña se va a llenar de consumistas y capitalistas, algo que Fidel no quería que pasara. Si un cubano se las dá de empresario y resulta que tiene éxito, sus ingresos van a aumentar. Va a poder comprar cosas que hoy no tiene y va a poder consumir cosas que antes no podía consumir. Va a crecer la demanda de objetos que estaba prohibido comerciar y va a renacer la importación, naturalmente que desde países que no tienen acuerdos especiales con los Estados Unidos, of course. Seguramente, como muchos nuevos ricos que aparecen, estos empresarios cubanos no van a saber qué hacer con tanto dinero y se van a empezar a drogar, a emborrachar, a tener orgías desenfrenadas... Bueno, no era tan malo esto del igualitarismo, ¿no?...

Y pensar que aquel triunfo de Fidel el 1º de Enero de 1959 fué el que desató la gran ola de intentos revolucionarios en toda latinoamérica (en Uruguay, llevada a cabo por el MLN), los cuales finalmente no tuvieron el éxito esperado. Esa historia todos la conocemos, a pesar de que muchas veces se insiste en cambiar de posición el huevo y la gallina para que la paradoja resulte menos negativa para los que hoy son considerados como heroes por las mayorías olvidadizas.

Nuestros "revolucionarios" son gobierno hoy, votados democráticamente, aunque hay que ver que las diferencias eliminadas por Castro durante la Revolución Cubana aquí siguen en pié. Son las cosas raras que nadie entiende, como en una de las últimas canciones del Cuarteto de Nos, pero al revés, el cambio que no cambió nada. ¡Menos mal!

¿Estaría yo viviendo de lo que vivo si la historia en Uruguay hubiera sido otra?... Supongo que no. Menos mal que la "revolución" acá tuvo tiempo de madurar (o talvés diluírse), así yo todavía puedo usar mi computadora para escribir estas idioteces en Internet.

Por lo pronto, me alegro de que los cubanos ahora tengan algunas libertades de las que gozamos los otros latinoamericanos, aunque lamento que el igualitarismo social no haya funcionado como Marx hubiera querido. La idea no era del todo mala, solo que es imposible de aplicar en el mundo real sin destruir lo que somos como seres humanos en el proceso. Las pruebas están a la vista... para todo el que quiera mirar y sobre todo, ver.

¡Requiescat in pace, revolución!

No hay comentarios:

 
Gustavo Castro

Crea tu insignia